Existen diferentes análisis que establecen una estrecha correlación entre la penetración de la banda ancha y el crecimiento del Producto Interno Bruto. Esta correlación aplica tanto para economías desarrolladas como para economías en subdesarrollo; más aún, algunos estudios establecen también un impacto positivo en materia de empleo, competitividad y productividad.
Es por eso que a nivel mundial muchos países han trabajado en desarrollar planes tendientes a promover el desarrollo de la banda ancha. Latinoamérica no ha sido la excepción; países como Brasil, Colombia, Argentina, Chile, Perú, Costa Rica, Colombia y México, entre otros, son ejemplos de estas iniciativas.
Conectividad
Para continuar hablando sobre este tema, es importante entender cuál es el estado que guarda la región en materia de banda ancha. En la parte fija, Latinoamérica alcanzó 63 millones de suscriptores a finales de 2013, lo que representa más de 8 por ciento de todos los accesos fijos de banda ancha a nivel mundial.
En cuanto a la banda ancha móvil, la región llegó a la marca de 200 millones de accesos a finales de 2013, cifra que representa 9 por ciento de todos los accesos de banda ancha móvil a nivel mundial, mientras que el número de accesos de banda ancha móvil sobre la población, la región también observa niveles pequeños si los comparamos con otras aéreas geográficas; por ejemplo, Europa Occidental actualmente tiene una penetración de banda ancha móvil del orden de 71 por ciento, mientras que Latinoamérica finalizó 2013 con 33 por ciento para este concepto. Esta situación es aún más preocupante si consideramos que países asiáticos como Japón o Corea del Sur ya han superado la barrera del 100 por ciento desde 2012.
Tecnologías para la banda ancha
Desde el punto de vista tecnológico, existen soluciones para ambos mundos. En el terreno fijo, varios operadores en la región han empezado a desplegar redes de fibra óptica que pueden permitir velocidades de 100 Mbps y teóricamente hasta 1 Gbps. Sin embargo, el despliegue de este tipo de plataformas puede ser lento y costoso.
De acuerdo con Heavy Reading, firma especializada en proveer análisis de telecomunicaciones para operadores, proveedores de tecnología e inversionistas, un despliegue de fibra óptica demora como mínimo 10 años para dar 50 por ciento de cobertura de la red. Es por eso que tecnologías como “vectoring” representan alternativas en la evolución hacia plataformas basadas en fibra, ya que permiten reutilizar el cobre existente para dar velocidades de hasta 100 Mbps.
Sin lugar a dudas, para el tema de la banda ancha móvil, LTE se perfila como la tecnología que permite, en función de su configuración, velocidades de hasta 100 Mbps por usuario, menor latencia (10 ms) y al mismo tiempo mayor eficiencia espectral, permitiendo video en alta definición.
Latinoamérica ha ido avanzando con despliegues de LTE en varios países. AT&T en Puerto Rico y Antel en Uruguay fueron los pioneros, iniciando operaciones con tecnología LTE en noviembre de 2011, mientras que en Brasil, Sky Telecom hizo lo mismo un mes después. En 2012, UNE en Colombia comenzó operaciones comerciales de LTE en junio y Telcel de México en noviembre. Desde entonces y hasta la fecha, la tecnología LTE ha crecido de manera exponencial en Latinoamérica; en mayo de 2014 se contabilizan 39 redes LTE operando en 18 países de la región.
Políticas de los gobiernos
Volviendo al tema de los esfuerzos de los gobiernos por desarrollar la penetración de banda ancha en la región, diferentes países han trabajado en el desarrollo de planes ambiciosos tendientes a impulsar el crecimiento de la banda ancha de varias maneras. Por una parte, intervienen de manera directa en la obtención de los resultados.
En el caso de Argentina ha instalado hasta el momento 30 mil kilómetros de fibra óptica con el objetivo de llegar a 58 mil kilómetros a finales de 2015. Por su lado Colombia cerró 2013 con una cifra (8.2 millones) muy cercana a su objetivo de 8.8 millones de accesos de banda ancha para 2014, mientras que en marzo de este año, Brasil llegó a 137 millones de conexiones de banda ancha (23 millones fijas y 114 millones móviles), cifra muy por arriba de la meta de 90 millones de accesos para finales de 2014.
México en este momento se encuentra en espera de que las leyes secundarias de su reforma en telecomunicaciones sean aprobadas por el Congreso de la Unión y que den mayor detalle sobre el proyecto de Red Dorsal Mayorista establecido en la Constitución desde junio de 2013.
Los ejemplos anteriores son una clara muestra de que las metas en materia de crecimiento de banda ancha por parte de los diferentes países enfrentan serios retos para llegar a buen término. El rezago en materia de penetración de banda ancha en Latinoamérica y la necesidad de incrementar el crecimiento del Producto Interno Bruto, empleo y productividad, obliga a los diferentes gobiernos a tener especial cuidado en el planteamiento de sus proyectos nacionales de banda ancha.
En este sentido, cabe señalar que el desarrollo de esta solución tecnológica también está íntimamente ligada a políticas de inclusión digital; será importante fortalecer este aspecto en cada uno de los países que conforman la región. Con niveles bajos de penetración de computadoras y todavía una baja penetración de dispositivos con capacidad para conectarse a Internet como tablets, así como con niveles bajos de conocimiento de las tecnologías de información, el desarrollo de la banda ancha estará limitado.
Por Servando Vargas
Director de Global Strategic Marketing de Alcatel-Lucent.
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